Verano 1996. Un reducido grupo de científicos sin vacaciones estivales se reune en una pequeña salita sin apenas ventilación. Alrededor de una mesa redonda depositan sus portatiles y se disponen a comenzar la reunión. Hace dos meses que el satelite NAVTIME-01 de la agencia espacial europea se puso en orbita, con el fin de estudiar los últimos descubrimientos acerca de las desviaciones cuánticas en