Si los superlativos superiores fueran distribuidos a los órganos humanos, el corazón probablemente ganaría “el trabajo más duro”, los pulmones obtendrían “más atlético” y el cerebro terminaría siendo “más inteligente” (no es sorprendente). ¿Pero para qué se destacaría la piel? Nuestra conjetura es “menospreciada”, sin mencionar “mejor vestida”. Sabemos que está ahí, la cuidamos con productos dermo